miércoles, 29 de junio de 2016

Cogida de Toro a Chica!!! Encierros de Cardona




 Animal mamífero macho, adulto, rumiante, de pelo corto, ungulado, cola larga y cabeza gruesa provista de dos cuernos.
 Mamífero artiodáctilo de la familia bóvidos (Bos taurus), que vive en domesticidad. Se llama toro solo al macho adulto de la especie que tiene la cabeza gruesa y armada de cuernos. La hembra es la vaca; si es joven se llama novillo y si está castrado buey.
toro almizclado Mamífero artiodáctilo de la familia bóvidos (Ovibos moschatus), de grandes cuernos aplanados y unidos por su base en el centro de la frente.
taur. toro de lidia El que se cría para lidiarlo en las plazas de toros. Es de una casta que se distingue por su fortaleza muscular, afilada cornamenta, bella estampa (trapío) y peculiares condiciones de bravura y nobleza.


21/16 ESTE VÍDEO PUEDE DAÑAR SU SENSIBILIDAD - SUSTOS Y COGIDAS 24 de 2008




Desde su nacimiento como espectáculo moderno, en el siglo XVIII, las corridas de toros han sufrido críticas, prohibiciones y han tenido que sortear numerosas dificultades. La nueva dinastía llegada a España (los Borbones), y en general la aristocracia afrancesada, despreciaba estos espectáculos por considerarlos indignos y propios del pueblo bajo, por lo que Felipe V prohibió su ejercicio a sus cortesanos (1723). Fernando VI solo consintió las corridas a cambio de que sus beneficios se destinasen a obras de caridad como sufragar hospitales y hospicios. De esta época son las primeras plazas de toros construidas como edificios permanentes, como la de Madrid o la de Zaragoza. Algunos intelectuales ilustrados, como Jovellanos, también criticaban estos espectáculos por considerarlos poco didácticos y una muestra del atraso español. Carlos III, influido por el Conde de Aranda, prohibió las corridas de toros en 1771. El pueblo, sin embargo, hizo caso omiso a la prohibición y siguió entregándose con entusiasmo a las nuevas figuras del toreo, que Francisco de Goya recogió en su serie de grabados sobre tauromaquia. Todos los gobernantes posteriores intentaron prohibir las corridas: Carlos IV volvió a hacerlo en 1805. Tras la Guerra de la Independencia Española, a lo largo del siglo XIX, surgía con frecuencia en el Parlamento Español el debate de la prohibición. La última vez fue en 1877, cuando el Marqués de San Carlos propuso a los diputados la prohibición de las corridas de toros. Se rechazó la propuesta pues se consideraba que sería demasiado impopular: era la época de Lagartijo y Frascuelo.

A partir de entonces no se ha abordado la prohibición directa, pero todos los regímenes posteriores (la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República, el franquismo y la democracia) han puesto dificultades y las han tolerado a cambio de gravarlas con impuestos especialmente altos y mantenerlas bajo control (los toros dependían hasta 2012 del Ministerio del Interior, cuando pasan al de Cultura). En opinión del escritor taurino Domingo Delgado de la Cámara, «la Fiesta es una superviviente nata: siempre rodeada de enemigos, sólo se mantiene viva por el gran cariño que la profesa gran parte del pueblo español


Cogida de Toro Enorme




Las corridas de toros están prohibidas en muchos países. Este evento crea controversia en muchas partes del mundo, incluida España. Barcelona se declaró ciudad antitaurina en una declaración institucional aprobada por el pleno del Ayuntamiento de esa ciudad el 6 de abril de 2004, tras una petición popular con más de 245.000 firmas recogidas en todo el mundo. Barcelona se convirtió así en la primera gran ciudad española que se ha declarado antitaurina, siendo Tosa de Mar (Gerona) la primera ciudad en promover una iniciativa de este tipo, en 1989.22 En julio de 2010, el Parlamento de Cataluña prohibió las corridas de toros en toda Cataluña.23

El 3 de mayo de 2013, en el estado mexicano de Sonora fueron prohibidas las corridas de toros después de una larga tradición taurina desde el periodo colonial,24 lo que ha causado impacto dentro del país aficionado a las corridas de toros cuando grupos ambientalistas y diversos líderes políticos al interior del congreso del estado prohíben todo tipo de entretenimiento con animales, convirtiéndose en el primer estado mexicano en prohibir las corridas de toros.


TORO ASESINO OJO, NO JUSGAR AL TORO SI NO LAS PERSONAS NECIAS OK




El estilo de los matadores de toros ha sufrido una notable evolución técnica y estética a lo largo de sus tres siglos de existencia como espectáculo moderno. Ha variado la técnica y la estética, a la par que el carácter de los toros, sin lo cual dicha evolución habría sido imposible. Se suelen distinguir dos grandes periodos: el de la vieja lidia (siglos XVIII y XIX), que finaliza a principios del siglo XX con Joselito y Belmonte, y la que se inicia a partir de ellos dos, en la llamada «edad de oro» (década de 1910). Hasta entonces, tiene gran importancia el primer tercio (varas) y mucho menos la faena de muleta. El estoque era también fundamental. Hay mucho movimiento de pies y poca quietud ya que, como sentenció Lagartijo, «o te quitas tú o te quita el toro». Posteriormente, con el nuevo toro que va siendo seleccionado a partir de Joselito, que se adapta mejor a los nuevos gustos del público, permite una lidia mucho más artística: va adquiriendo entonces gran importancia el tercio de muleta.

Dos tipos de toreros dividen a la afición: por un lado, los toreros técnicamente poderosos, que dominan en todas las suertes y mandan en todas las facetas. Joselito fue su paradigma. Por otro lado, una nueva estética, estilizada, que trata de acercarse más y torear con los pies quietos, con Belmonte a la cabeza.


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El uro (la subespecie Bos primigenius primigenius), antepasado del actual ganado vacuno, desapareció de su último reducto en los bosques de Europa central en el siglo XVII. Los partidarios de la tauromaquia arguyen que, debido a la cría selectiva de toros de lidia, el toro salvaje español ha sobrevivido durante los últimos tres siglos. La principal diferencia entre un toro salvaje y uno doméstico es la manera de reaccionar cuando se ve amenazado. El toro bravo de origen español seguirá atacando sin cesar mientras algo o alguien se mueva en frente de él.

Sin embargo, la consideración del toro de lidia como una raza es controvertida: libros especializados9 y ecologistas10 cuestionan que se pueda dar al toro de lidia el estatus de raza debido a que las características que se conservan por selección varían de unas ganaderías a otras; además, las crías de toros bravos no nacen necesariamente bravas, ni los toros bravos tienen por qué tener progenitores bravos. Aún siendo una raza, el Gobierno de España descartó que esté en peligro de extinción si se prohíben las corridas de toros, ya que cada año se utilizan un número muy escaso11 en espectáculos taurinos (únicamente 15 000 ejemplares en corridas y sueltas de vaquillas, de los 275 758 ejemplares existentes a fecha de 31 de julio de 2010).

La bravura es la esencia misma de la tauromaquia, razón por la que los ganaderos españoles tratan de mejorarla constantemente. Los toros llevan una existencia placentera[cita requerida] durante cuatro años hasta el momento decisivo en el que se ven empujados hacia la arena. Aunque antes de saltar a la arena el toro bravo nunca ha visto un matador ni un capote —de lo contrario, jamás olvidaría las técnicas empleadas y eso lo haría demasiado peligroso—, su instinto lo lleva a embestir el trapo que se mueve, sea del color que sea, ya que atacan el movimiento producido por el capote. Los toros son capaces de matar hasta en sus últimos momentos. En la década de 1980, el matador Yiyo, tras dar la estocada, fue embestido por el toro y uno de sus cuernos perforó mortalmente el corazón del torero


Bajando Toros de la Traila




Existieron dos corrientes regionales de cuya combinación surgió el toreo a pie: el ámbito vasconavarro y el andaluz. La tauromaquia vasconavarra se basaba en los saltos, en los recortes y en las banderillas, sin mayor sofisticación, mientras que la andaluza se desarrollaba con lienzos y capas para engañar a los toros. Durante algunas décadas ambos estilos se disputaron la primacía del público, saliendo victorioso el modelo andaluz. De la tauromaquia vasconavarra dejó constancia gráfica Francisco de Goya, que presenció los saltos de garrocha de Martincho, del licenciado de Falces o de Juanito Apiñani en las plazas de Zaragoza y de Madrid. La actual suerte de banderillas es el único legado que ha perdurado de aquel toreo navarro en las corridas de toros, si bien siguen muy vivos los espectáculos de saltos y recortadores en festejos populares.


Pepe-Hillo, figura del toreo de la última década del siglo XVIII, en un grabado de Goya.
Con diversas variaciones, se van estableciendo a lo largo del siglo XVIII todos los elementos de las corridas modernas. Se considera al rondeño Francisco Romero el padre del toreo moderno. Romero, fundador de una célebre dinastía, había tomado parte en las últimas corridas caballerescas. Inventó la muleta, dividió la lidia en tres tercios (varas, banderillas y muerte) y subordinó la cuadrilla a las exigencias del diestro. Sin embargo, será su hijo Juan Romero y sobre todo Pedro Romero (nieto de Francisco), Pepe-Hillo y Costillares, las primeras figuras conocidas, quienes ya en la década de los setenta del siglo XVIII impongan de forma definitiva su visión del toreo frente a la tradición navarra, muy semejante ya a la actual.


Ser@ 2013 ZARAGOZA




La corrida de toros o toreo es una fiesta que consiste en lidiar toros bravos, a pie o a caballo, en un recinto cerrado para tal fin, la plaza de toros.1

En la lidia participan varias personas, entre ellas los toreros, que siguen un estricto protocolo tradicional, reglamento de espectáculos taurino, regido por la intención estética; sólo puede participar como matador el torero que ha tomado la alternativa. Es el espectáculo de masas más antiguo de España y uno de los más antiguos del mundo.[cita requerida] Como espectáculo moderno realizado a pie, fija sus normas y adopta su orden actual a finales del siglo XVIII en España, donde la corrida finaliza con la muerte del toro.

Las corridas de toros son consideradas una de las expresiones de la cultura hispánica.[cita requerida] Se practican también en Portugal (donde, a excepción de algunos municipios, no se le da muerte al toro en la plaza desde 1836, durante el reinado de María II), en el sur de Francia y en diversos países de Hispanoamérica como México, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.

Las corridas pueden clasificarse, según la edad y el trapío del toro que se lidia, en becerradas, novilladas y corridas de toros propiamente dichas, y pueden desarrollarse a pie o a caballo. Si se ejecutan las suertes a caballo, el festejo recibe el nombre de corrida de rejones o rejoneo. Cuando se combinan ambas disciplinas en un mismo festejo, se denominan corridas mixtas.